Página:Las veladas del tropero (1919).pdf/271

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
— 267 —

LA GUACHITA

Antonio no había nacido con suerte; todo siempre le salía mal; cualquiera que fuese el trabajo que se emprendiera, sus esfuerzos resultaban estériles, y después de haber probado mil oficios, resolvió, mientras era todavía joven y fuerte, ver si en el campo la fortuna le sería más favorable que en la ciudad.

Un estanciero amigo lo habilitó con una majada; le facilitó unas cuantas vacas lecheras y algunos caballos, y empezó á trabajar con ahinco para hacer de su modesto puesto una habitación cómoda y agradable. Su mujer y él habían vivido siempre rodeados de relativas comodidades, y no era cosa de vivir como cualquier gaucho acostumbrado á dormir en cualquier parte y á comer cualquier cosa.

Plantó algunos duraznos, cultivó una pequeña huerta de verduras y crió gallinas y pavos para poder variar la comida y no estar siempre, él y la familia, á pura carne, toda la vida: asado y puchero, puchero y asado. Entendía lo que era vivir como la gente, y no mezquinó los esfuerzos para conseguir su objeto.

No por esto descuidaba los intereses, pues aquello lo hacía en los momentos que le dejaba libres el cuidado de la majada. Vigilaba mucho sus ovejas, las cuidaba con esmero; las curaba de la sarna, no las