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Plutarco.—Las vidas paralelas.

dado Pausanias órden con torpe propósito de que le trajesen á una doncella de Bizancio, hija de padres nobles, llamada Cleonice, los padres por el miedo y la necesidad la dejaron ir; y como ella hubiese pedido que se quitase la luz de delante del dormitorio, entre las tinieblas y el silencio al encaminarse al lecho tropezó sin querer con la lamparilla y la volcó; y que él entonces, hallándose ya dormido, asustado con el estrépito, y echando mano á la espada como si se viese acometido por un enemigo, hirió y derribó al suelo á la doncella. Murió ésta de la herida y no dejaba reposar á Pausanias, sino que su sombra se le aparecia de noche entre sueños, pronunciando con furor estos versos:

Ven a pagar la pena: que á los hombres No les trae la torpeza más que males; con lo que, como se hubiesen irritado tambien los aliados juntamente con Cimon, le pusieron cerco. Huyóse, sin embargo, de Bizancio; y espantado de aquel espectro, se dirigió, segun se dice, al oráculo mortuorio de Heraclea, y evocando el alma de Cleonice le pidió que se aplacara en su enojo. Compareció ella al conjuro, y le dijo que se libertaria pronto de sus males luego que estuviese en Esparta: significándole, á lo que parece, por este medio la muerte que había de tener: así se halla escrito por diferentes historiadores.

Cimon, bechos ya del partido de Atenas los aliados, marchó por mar de general á la Tracia, por tener noticia de que algunos Persas distinguidos y del linaje del Rey, ocupando á Hione, ciudad situada á las orillas det rio Estrimon, causaban vejaciones á los Griegos por allí establecidos. Ante todo, pues, venció en batalla á estos Persas y los encerró dentro de la ciudad; y despues, sublevando á los Tracios del Estrimon, de donde les iban los víveres, y