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Plutarco.—Las vidas paralelas.

Aunque en estas inscripciones no se descubre el nombre de Cimon, pareció, sin embargo, excesivo el honor que se le tributó á los de aquella edad; porque ni Temistocles ni Milciades alcanzaron otro tanto; y áun á éste, habiendo solicitado una corona de olivo, Sofanes Decelense, levantándose en medio de la junta, le dió una respuesta no muy justa, pero agradable al pueblo, diciendo: «Cuando tú, oh Milciades, peleando sólo contra los bárbaros los vencieres, entonces aspira á ser coronado tú sólo.» ¿Por qué, pues, tuvieron en tanto esta hazaña de Cimon? ¿no serta acaso porque con los otros dos caudillos sólo trataron de rechazar á los enemigos para no ser de ellos sojuzgados; y bajo el mando de éste áun pudieron ofenderlos, y haciéndoles la guerra en su propio país, adquirieron posesiones en él, estableciendo colonias en Hione y en Anfipolis? Estableciéronse tambien en Esciro, tomándola Cimon con este motivo: habitaban aquella isla los Dolopes, malos labradores y dados á la piratería desde antiguo, en términos que ni siquiera usaban de hospitalidad con los navegantes que se dirigian á sus puertos; y, por último, habiendo robado á unos mercaderes tesalianos que navegaban á Cesio, log habian puesto en prision. Pudieron éstos huir de ella, y movieron pleito á la ciudad ante los Anfictuones. La muchedumbre se rehusaba á reintegrarlos del caudal robado, diciendo que lo devolvieran los que lo habian tomado y se lo habian repartido; mas con todo, intimidados escribieron á Cimon, exhortándole á que viniera con sus naves á ocupar la ciudad, porque ellos se la entragarian. Así fué como Cimon tomó la isla; de la que arrojó á los Dolopes, y dejó libre el mar Egeo. Sabedor de que el antiguo Teseo, bijo de Egeo, huyendo de Atenas habia sido muerto allí alevosamente por el rey Licomedes, hizo diligencias para descubrir su sepulcro, porque tenian los Atenienses un oráculo sobre que trajeran á la ciudad los restos de Teseo, y lo veneraran debidamente como á un héroe; pero ignoraban