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Plutarco.—Las vidas paralelas.

cual resolvió con más justa razon ir danto tiempo, y acopió en su campamento cuantos víveres pudo recoger para acechar, estando él sobrado, el momento de escasez en los enemigos.

En esto Mitridates armó lazos á los de Cicico, maltratados ya de la batalla de Calcedonia, en la que habian perdido trece mil hombres y diez naves; mas queriendo que no lo entendiese Lúculo, movió desde la cena una noche oscura y lluviosa, y se apresuró á poner su campamento al mismo rayar el dia enfrente de la ciudad, junto al monte de Adrastia. Habiéndolo llegado á saber Lúculo, fué en su seguimiento, y teniéndose por contento con no dar desapercibido en manos de los enemigos, fijó sus reales en un territorio llamado Tracia, y en sitio perfectamente puesto respecto de los caminos y pueblos por donde y de donde necesariamente habia de surtirse de víveres Mitrídates. Por tanto, comprendiendo ya en su ánimo lo que habia de suceder, no usó de reserva con sus soldados, sino que acabado de establecer el campamento y fenecidas las obras, los reunió sin dilacion; y arengándoles, les anunció con grande regocijo que en breves dias, sin necesidad de derramar sangre, les daria la victoria. Mitridatesponiendo por tierra en deredor de Cicico diez campamentos, y cerrando por la mar con naves el estrecho que separa la ciudad del continente, sitiaba por una y otra parte á los habitantes, alentados y resueltos por todo lo demas á sufrir los mayores trabajos por amor de los Romanos, y solamente inquietos por no saber dónde paraba Lúculo, y eso que le tenian al frente y bien á la vista; pero los de Mitridates los engañaron, porque mostrándoles los Romanos que tenian ocupadas las alturas, ¿veis aquellos? les dijeron: pues es el ejército de los Armenios y los Medos enviado por Tigranes á Mitridates para darle auxilio.» Sobrecogiéronse entonces al ver sobre si tan formidable aparato de guerra, perdiendo hasta la esperanza de que aun