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LÚCULO.

me de que diga Salustio que entonces vieron los Romanos camellos por la primera vez, no considerando que ya ántes los habían de haber visto los que con Escipion vencieron á Antioco, y los que recientemente habian combatido con Arquelao junto á Orcomene y Queronea. Teniendo además Mitrídates determinado huir con precipitacion, procuraba poner á Lúculo estorbos y dilaciones á la espalda, para lo que despachó al capitan de navío Aristónico al mar de Grecia; pero en el mismo momento de hacerse á la vela se apoderó de él Lúculo, y de diez mil áureos (1) que llevaba consigo, con el objeto de sobornar alguna parte del ejército romano. En tanto, Mitridates huyó hácia el mar, y los generales conducian el ejército; mas sorprendiólos tambien Lúculo junto al rio Granico, y cautivó á la mayor parte, habiendo dado muerte á unos veinte mil. Dicese, pues, que de tantos millares de hombres como habian venido, as de los de guerra como de las demas clases, fueron muy cerca de trescientos mil los que perecieron.

Lúculo lo primero que hizo fué dirigirse á Cicico, donde gozó el placer y buen recibimiento que era consiguiente; y despues para reforzar su armada recorrió el Helesponto.

Llegado á la Troade, se albergó en el templo de Vénus, y aquella noche, despues de recogido, le pareció tener presente á la Diosa, y que le decia:

Iracundo leon, ¿tú estás dormido Cuando tan cerca tienes á los ciervos?

Levantándose, pues, y convocando á sus amigos todavia de noche, les refirió su ensueño. Al propio tiempo llegaron unos de Ilio dándole aviso de haberse dejado ver trece galeras de cinco órdenes de las del Rey hácia el puerto de los Griegos que se encaminaban á Lemnos. Hizose sin dilacion (1) El Áureo romano era la cuarta parte de una onza de oro.