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LÚCULO.

sado el invierno, dejando á Murena para continuar aquél, marchó contra Mitrídates, que se habia situado en los Cabiros, y pensaba ser ya superior á los Romanos, por haber reunido bastantes fuerzas, consistentes en cuarenta mil infantes y cuatro mil caballos, que era en los que principalmente tenía su confianza: pasando, pues, el rio Lico, provocaba á los Romanos á descender á la llanura. Trabóse un combate de caballería, en el que éstos dieron á huirhabiendo quedado prisionero, á causa de hallarse herido, Pomponio, varon muy principal, que fué llevado ante Mitrídates muy mal parado de sus heridas; y como le preguntase el Rey si dejándole ir salvo sería su amigo, «af, le respondió, como hagas la paz con los Romanos; pero si no, enemigo;» de lo que admirado Mitridates, ningun daño le hizo. Llegó Lúculo á temer del terreno llano, por ser los enemigos superiores en caballería; y repugnando marchar por las alturas, á causa de que el camino era largo, montuoso'y sumamente áspero, hizo la casualidad que fuesen cogidos prisioneros unos Griegos al tiempo de ir á refugiarse en una cueva; y el más anciano de ellos, llamado Artemidoro, prometió á Lúculo conducirle donde pusierasu campo en lugar seguro, guarnecido con una fortaleza puesta precisamente encima de los Cabiros. Dióle crédito Lúculo, y á la noche movió despues de encendidos los fuegos: pasó los desfiladeros sin riesgo y ocupó el puesto, apareciéndose á la mañana siguiente sobre la cabeza de los enemigos, y colocado su ejército en un sitio que si queria pelear, le daba facilidad para ello, y si no queria, le ponia á cubierto de ser violentado. Ninguno de los dos estaba por entonces en ánimo de venir á las manos; pero se dice que yendo los del Rey en persecucion de un ciervo, les salieron al encuentro para cortarlos algunos Romanos, y que con esto trabaron pelea acudiendo contínuamente muchos de una y otra parte. Vencieron por fin los del Rey, y viendo los Romanos desde las trincheras la fuga de los