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Plutarco.—Las vidas paralelas.

biendo ejecutado con el menor trabajo la mayor bazaña, y abreviado en una hora sola un tiempo muy dilatado, por haber terminado en ella de un modo increible la guerra más encarnizada y de más varios casos de fortuna entre cuantas la habian precedido; la cual, despues de una indecible alternativa de sucesos y de la pérdida de más generales que los que fallecieron en todas las demas guerras de la Grecia, fué de este modo fenecida por el tino y habilidad de un hombre solo: así es que esta hazaña fué calificada de divina.

Hubo algunos que dijeron haber visto, al punto mismo de salir contra los enemigos la nave de Lisandro, brillar de una y otra parte sobre el timon de ella la constelacion de los Dioscuros con grandes resplandores; y otros afirman que la caida de la piedra fué señal de este acontecimiento, porque, como es opinion comun, cayó del cielo hácia Egospotamos una piedra de gran tamaño, la que muestran todavía en el día de hoy, siendo tenida en veneracion por los del Quersoneso. Refiérese haber predicho Anaxagoras, • que verificándose algun desnivel ó alguna conmocion de los cuerpos que están sujetos en el cielo, habria rompimiento y caida de uno que se desprendiese, y que no está cada una de las estrellas en el lugar en que apareció; porque siendo por su naturaleza pedregosas y pesadas, resplandecen por reflejo y refraccion del aire, y son arrebatadas por el poder y fuerza de la esfera donde están sujetas; como lo quedaron en un principio para no caerse acá, cuando lo frio y pesado se separó de los demas séres.

Pero hay otra opinion más probable de los que afirman que las estrellas que caen, no son corrimiento ó destruccion del fuego etéreo que se apaga en el aire al mismo encenderse; ni tampoco incendio y resplandor del aire, que inflamándose asciende por su gran copia á la region superior, sino desprendimiento y caida de los cuerpos celestes, como por ceder y perder su fuerza el movimiento de rota-