Página:Las vidas paralelas de Plutarco - Tomo III (1879).pdf/193

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
195
NICIAS.

Y en la de Los Labradores dice asimismo:

Quiero labrar mis campos.—¿Quién te estorba?

—Vosotros, y mil dracmas os prometo Si exento me dejais de todo mando.

—Las aceptamos; pues dos mil tendremos Con las que ya de Nicias recibimos.

195 Y en verdad que hizo notable daño á la ciudad dejando que adquiriera Cleon tanto crédito y poder: con el que tomando nuevo arrojo y una osadía inaguantable, entre otros males que acarreó á la república, de los que no le cupo & Nicias poca parte, le hizo el de destruir el decoro de la Lribuna, siendo el primero que en las arengas grito descompasadamente, se dejó abierto el manto, se golpeó los muslos, é introdujo el dar carreras estando hablando; con lo que engendró en los que despues de él manejaron los negocios un absoluto olvido y desprecio de toda dignidad; causa principalísima del trastorno y confusion que de allí á poco sobrevino á la república.

Empezaba ya entónces á mostrarse en Atenas Alcibiades, otro orador no tan descompueslo, pero de quien podia decirse lo que de la tierra de Egipto: pues como esta por su gran fertilidad produce Muchas útiles plantas, y á su lado Otras muchas nocivas y funestas, de la misma manera la indole de Alcibiades, propensa igualmente al bien que al mal, dió ocasion á grandes innovaciones. Por tanto, aunque Nicias llegó á verse desembarazado de Cleon, no tuvo tiempo de tranquilizar y aflanzar del todo la república; sino que habiendo conseguido llevarla por el buen camino, la apartó de él la violencia y fogosidad de Alcibiades, impeliéndole otra vez á la guerra,