Página:Las vidas paralelas de Plutarco - Tomo III (1879).pdf/227

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
229
MARCO CRASO.

tanteara; y más que ya empezaban á fallarle las provisiones.

Alegróse Vibio de saber por la relacion de éste que se habia salvadu; é informado de cuántos eran los que tenía consigo y del sitio, aunque no pasó á verle, llamó al punto al administrador de aquella ciudad, y le dió órden de que haciendo todos los dias aderezar una comida, la llevara y pusiera delante de la piedra, retirándose calladamente, sin meterse á examinar ni inquirir lo que había; y le anunció que el ser curioso le costaría la vida, y el desempeñar fiel—mente lo que se le mandaba, le valdria la libertad. La cueva está no lejos del mar; y las rocas que la circundan envían una aura delgada y apacible á los que se hallan dentro: si se quiere pasar adelante, aparece una elevacion maravillosa, y en el fondo liene diferentes senos de gran ca pacidad, que se comunican unos con otros. No carece de agua ni de luz, sino que al lado de las rocas mana una fuente de abundante y delicioso caudal; y unas hendiduras naturales de las peñas, por donde entre si se juntan, reciben de afuera la luz; de manera que el sitio está alumbrado por el dia. El que se halla dentro se conserva limpio y enjuto, porque el grande espesor de la piedra no da paso á la humedad y á los vapores, haciéndoles dirigirso hacia la fuente.

Mientras allt se mantenia Craso, el administrador les llevaba todos los dias el alimento, sin que los viese ni conociese; mas ellos le veian, sabedores de todo, y esperando que mudaran los tiempos; y la comida con que se les asistia no se limitaba á la preciso, sino que era abundante y regalada. Prque Vibio sabia agasajar á Craso con toda delicadeza: lanto, que hasta sus pocos años le ocurrieron; y viendo que era muy jóven, quiso obsequiarle con los placeres que pide tal edad: pues ceñirse á lo puramente necesario, más es de quien sólo tira á cumplir, que de quien sirve con voluntad. Encaminándose, pues, á la ribera con dos esclavas bien parecidas, luego que llegó cerca del sitio, mostrando á éslas la puerta de la cueva, les dió ór-