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MARCO CRASO.

considerables fuerzas, y en los combates dió pruebas á Sila de su valor. Desde este tiempo y estos sucesos se dice que comenzó su emulacion y contienda de gloria con Pompeyo; porque con ser éste de menor edad, é tijo de un padre infamado en Roma, y aborrecido con el más implacable odio de sus conciudadanos, brilló extraordinariamente, y compareció grande en estos reencuentros; tanto, que Sila cuando entraba Pompeyo se levantaba, se descuBria la cabeza, y le saludaba con el dictado de emperador:

distinciones de que no solia usar ni con varones más ancíanos que él, ni con sus colegas. Quemábase é irritábase Craso con estas cosas, sin embargo de que era justamente postergado, porque le faltaba pericia, y quitaban' el valor á sus hazañas las ingénitas pestes que le acompañaban siempre, á saber, su ansia de adquirir y su sórdida codicia:

así es que habiendo tomado en la Umbría la ciudad de Tuder, se creyó que se habia apropiado la mayor parte del botin, y de ello fué acusado ante Sila. Luego en la batalla de Roina, que fué la más encarnizada y decisiva, Sila fué vencido, habiendo sido rechazado y deshechos no pocos de los que estaban á su lado; mas Craso, que mandaba el ala derecha, venció á los enemigos, y habiéndolos perseguido hasta entrada la noche, envió á pedir á Sila cena para sus soldados, y le anunció la victoria; pero en la proscripciones y subastas volvió á desacreditarse, comprando grandes rentas á precio muy bajo, y pidiendo dádivas. En la Calabria se dice que proscribió á uno, no de órden de Sila, sino por codicia; por lo que reprobando éste su conducta, no volvió á valerse de él para ningun negocio público. Tenia la partida de ser tan diestro para ganarse las gentes con la adulacion, como sujeto á que con la adulacion se le llevaran de calles. Era otra de sus propiedades, segun se dice, el que siendo el más codicioso de los hombres, aborrecia y censuraba á los que adolecian del mismo vicio.