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COMPARACION DE NICIAS Y DE CRASO.

Y DE CRASO.

273 uno y otro en poder, y áun excediendo á Pompeyo en la dignidad de la magistratura censoria; porque en las grandes cosas no se ha de atender á que hacen envidiosos, sino á la gloria que acarrean, anublando la envidia. Y si sobre todo te hallas bien con la seguridad y el reposo, y temes á Alcibiades en la tribuna, en Pilos á los Lacedemonios y en la Tracia á Perdicas, la ciudad deja un ancho campo á la vacacion de todo negocio, en medio del cual te puedes sentar, y tejer para tu frente la corona de la imperturbabilidad, como se explican algunos sofistas. Porque el amor de la paz es verdaderamente divino, y el hacer cesar la guerra el mayor servicio que podia hacerse á la Grecia:

así en este punto no podria con Nicias competir dignamente Craso, aunque hubiera puesto al mar Caspio ó al Océano Indico por término de la dominacion romana.

El que mandaba en una ciudad que tenía ideas de virtud, y era el primero en poder, no debió dar lugar á los malos, ni poner la autoridad en manos no ejercitadas, ni confiar en quien no merecia confianza, que fué lo que Nicias ejecutó, colocando él mismo al frente del ejército á Cleon, que fuera de su grilería y desvergüenza en la tribuna, por lo demas en nada era tenido en la ciudad. No alabo en Craso el que en la guerra de Espartaco hubiese consultado más á la prontitud que á la seguridad para dar la batalla; sin embargo do que interesaba su ambicion en que no llegara Pompeyo y le arrebatara su gloria, como Mumio quitó á Metelo de las manos á Corinto; pero lo que hemos dicho de Nicias fué del todo extraño é indisculpable. Porque no cedió al enemigo una ambicion y un mando rodeados de esperanzas y de facilidad; sino que viendo el gran peligro de aquella expedicion, por ponerse á sí mismo en seguridad, miró con abandono los intereses de la república. No así Temistocles, que para que en la guerra Médica no mandase un hombre ruin y sin talentos y perdiese la ciudad, á costa de su dinero le hizo desistir de la emTOMO III.

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