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Plutarco.—Las vidas paralelas.

que daban franco paso. Por lanto, sucediendo por lo comun que el que quiere evitar batalla padece lo mismo que el que es vencido, para éste el huir era como si él persiguiese; porque cortaba a los que iban a tomar agua, interceptaba los viveres, si el enemigo queria marchar le impedia el paso, cuando iba á acamparse no le dejaba sosiego, y cuando queria siliar su aparecia él y le sitiaba por bambre, tanto, que los soldados llegaron á aburrirse; y como Sertorio provocase á Metelo á un desafio, empezaron á gritar ineitándole á que peleara general contra general, Romano contra Romano; y cuando vieron que no lo admitia, le insultaron; pero él se rió de ellos, é hizo muy hien: pues como dice Teofastro, un general debe hacer muerte de general, y no de un miserable soldado. Viendo, pues, Metelo que los de Lacubriga eslaban muy de parte de Sertorio, y que seria faci tonarlos por la sed, á causa de que dentro de la ciudad no habia más que un solo pozo, y entraba en su proyecto apoderarse de las fuentes y arroyos que habia de morallas afuera. marchó contra este pueblo, persuadido de que el sitio seria cosa de dos días, faltándoles el agua: asi á sus so dados les dió órden de que para sulos cinco dias tonaran bastimento. Mas Sertorio, acudiendo al punto en su auxilio, dispuso que se llenaran le agua dos mil odres, señalando por cada uno una gruesa cantidad de dinero; y habiéndose presentado al efecto muchos Españoles y muchos Mauritanos, escogió á los más robustos y más ligeros. y los envió por la montaña, con órden de que cuando entregaran los odres en la ciudad sacaran á la genle inútil, para que con aquel repuesto de agua tuvieran bastante los defensors. Llegó esta disposicion á oidos de Metelo, y le fué de mucho desagrado, porque ya los soldados cast habian consu Bido los viveres, y tuvo que enviar, para que hiciesen Duevo acopio, á Aquilio, que mandaba seis mit hombres. Entiendelo Sertorio, y adelantandose á tomar el camino, cuando ya Aquilio volvia, bace sa-