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Plutarco.—Las vidas paralelas.

hasta la Paflagonia, atrajo á su amistad al rey de los Paflagonios, Cotis, deseoso de ella por su virtud y su fidelidad. Espitridates, desde que rebelándose á Farnabazo se pasó al partido de Agesilao, marchaba siempre y se acampaba con él, llevando en su compañía á un hijo muy hermoso que tenía llamado Megabates (del que siendo todavía muy niño, se prendo con la mayor pasion Agesilao) y á una hija doncella, tambien hermosa, en edad de casarse.

Persuadio Agesilao á Cotis que se casase con ella; y reci biendo de él mil caballos y dos mil hombres de tropa ligera, se retiró otra vez á la Frigia, donde corria y talaba la provincia de Farnabazo, que nunca le esperaba ni fiaba en sus fortalezas; sino que conduciendo siempre consigo la mayor parte de sus presas y tesoros, andaba huyendo de una parte á otra, mudando continuamente de campamentos, hasta que puesto en su observacion Espitridates, que llevaba consigo al esparciala Heripidas, le tomó el campamento, y se apodero de toda su riqueza. De aquí nació que siendo Heripidas un denunciador rígido de lo que se habia tomado, como obligase á los bárbaros á presentarlo, registrándolo é inspeccionándolo él todo, irritó de tal manera á Espitridates, que le obligó á marcharse á Sardis con los Paflagonios: suceso que se dice haber sido á Agesilao sumamente desagradable. Porque además de sentir la pérdida de un hombre de valor como Espitridates, y de la fuerza que consigo tenía, que no era despreciable, le causaba rubor la nota que le resultaba de avaricia y mezquindad; la que no sólo queria alejar de sí mismo, sino mantener de ella pura á su república. Fuera de estas causas manifiestas, punzábale tambien no ligeramente el amor que tenía impreso él jóven; sin embargo de que aun estando presente, poniendo en accion su carácter firme, pugnó resueltamente para resistir á todo deseo que desdijese. Así es que en una ocasion, acercándose á él Megabates para saludarle con ósculo, se retiró; y come éste avergonzado se