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AGESILAO.

T gieron al templo dió órden de que se les dejara marchar libres, porque está allí inmediato el templo de Minerva Itonia; y delante de este templo volvió a poner en pié el trofeo que en otro tiempo erigieron los Beocios, al mando del general Esparton, por haber vencido en aquel mismo sitio á los Atenienses, y dado muerte á Tolmides. Al día siguiente, al amanecer, queriendo Agesilao probar si los Tebanos saldrían á batalla, dió órden de que se coronasen sus soldados, que los flautistas tocasen sus instrumentos, y que se levantara y adornara un trofeo, como que habian vencido; pero luego que los enemigos enviaron á pedir el permiso de recoger los muertos, lo concedió; y asegurada de esta manera la victoria, marchó á Delfos, porque iban á celebrarse los juegos Piticos. Concurrió, pues, á la fiesta hecha en honor del Dios, y le ofreció el diezmo de los despojos traídos del Asia, que ascendió á cien talentos.

Restituido de allí á casa, todavía se ganó más la aficion y admiracion de sus conciudadanos por su conducta y por su método de vida; porque no volvió nuevo de la tierra extranjera, como sucedía con los más de los generales, ni habia mudado sus costumbres por las ajenas, mirando con fastidio y desden las de la patria; sino que apreciando y honrando las cosas del país, tanto como los que nunca habian pasado el Eurotas, no hizo novedad en el banquete, ni en el baño, ni en el tocador de su mujer, ni en el adorno de las armas, ni en el menaje de casa; y áun dejó intactas las puertas, tan antiguas y viejas que parecia ser las mismas que puso Aristodemo: diciendo Jenofonte que el canatro de su hija no tenía particularidad ninguna en que se diferenciase de los demas. Llaman canatros á unas figuras de madera de grifos y de hircocerbos, en las que llevan las niñas en las procesiones. Jenofonto no nos dejó escrito el nombre de la hija de Agesilao, y Dieearco lleva muy á mal que no sepamos quién fué la hija de este rey, ni la madre de Epaminondas; mas nosotros hallamos en las TOMO III.

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