no carecia de valor ni de ambicion, pero en quien podian más que la prudencia las alegres esperanzas. Ansioso, pues, de adquirir nombradía, y persuadido de que Febidas se habia hecho célebre y afamado por la empresa de Tebas, se figuró que sería todavía hazaña más ilustre y gloriosa si conseguia, sin inspiracion de nadie, tomar el Pireo, y excluir del mar á los Atenienses, acometiéndolos por tiorra cuando ménos lo esperaban. Hay quien diga que este fué pensamiento de los beotarcas Pelópidas y Melon; los que habian enviado personas que, mostrándose aficionadas á Esparta, habian hinchado con alabanzas á Esfodrias, haciéndole creer que él solo era capaz de semejante designio, y le habian incitado y acalorado á un hecho injusto al igual de aquel, pero que no tuvo tan de su parte á la osadía y la fortuna. Porque le cogió y amaneció el dia en el campo Triasio, cuando esperaba introducirse todavía de noche en el Pireo; y como los soldados hubiesen advertido cierta luz que salia de algunos de los templos de Eleusine, se dice haberse sobresallado y llenádose de miedo.
Faltóle á él tambien la resolucion cuando vió que no podia ocullarse: por lo que, sin haber hecho más que una ligera correría, tuvo que retirarse á Tespias oscura y vergonzosamente. A consecuencia de este interto enviáronse acusadores contra él de Atenas; pero encontraron que los magistrados de Esparta no habian necesitado de esta diligencia, pues que sin ella le tenian ya intentada causa capítal; á la que desconfió presentarse temeroso de sus conciudadanos; los cuales, por huir de la afrentosa inculpacion de los Atenienses, se dieron por ofendidos é injuriados, para librarse de la sospecha de que trataban de injuriar.
Tenía Esfodrias un hijo llamado Cleonumo, jóven de bella persona, á quien amaba Arquidamo, hijo del rey Agesilao; y entonces le tenía compasion viéndole angustiado por el peligro de su padre; pero no se creie en disposicion de