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AGESILAO.

dormir las leyes, sin perjuicio de que en adelante volvieran á mandar, conservó á un tiempo á la ciudad sus leyes, y á aquellos ciudadanos la estimacion. Queriendo en seguida borrar de los ánimos aquel temor y amilanamiento, invadió la Arcadia, pero tuvo buen cuidado de no presentar batalla á los enemigos; sino que limitándose á tomar un pueblezuelo que pertenecia á los de Mantinea, y hacer correrías por sus términos, con esto sólo alentó ya con esperanzas á la ciudad, y le volvió la alegría, no dándose por perdida del todo.

Presentóse á poco Epaminondas en la Lacedemonia con los aliados, no trayendo ménos de cuarenta mil hombres de infantería de línea, seguidos además de tropas ligeras y de otros muchos desarmados para el pillaje: de manera que al todo serian unos setenta mil los que invadieron el país. Habríanse pasado á lo ménos seiscientos años desde que los Dorios vinieron á poblar la Laconia, y despues de tanto tiempo entónces por la primera vez se vieron enemigos en aquella region, pues ántes nadie se habia atrevido; mas ahora éstos entraron incendiando y talando un terreno nunca antes violado ni tocado hasta el rio, y hasta la ciudad misma, sin que nadie los contuviese. Porque, segun dice Teopompo, no permitió Agesilao que los Lacedemonios pugnaran contra semejante torrente y tormenta de guerra; sino que esparciendo la infantería dentro de la ciudad por los principales puestos, aguantaba las amenazas y provocaciones de los Tebanos, que lo desafiaban por su nombre, y le llamaban á pelear en defensa de su patria, ya que era la causa de todos los males, por haber dado calor á la guerra. No ménos que estos insullos atormentaban á Agesilao las sedicionos y alborotos de los ancianos, que le daban en cara con tan tristes acontecimientos; y de las mujeres, que no podian estarse quietas, sino que salian fuera de sí con el fuego y algazara de los enemigos. Afligiale además el punto de la honra, porque habiéndose en-