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Plutarco.—Las vidas paralelas.

acercó á la cama de Pompeyo, pensando que reposaba en ella, y descargó muchas cuchilladas sobre la ropa. De resultas hubo, en odio del general, grande alboroto en el campamento y conatos de desercion en los soldados, que empezaron á recoger las tiendas y tomar las armas. El general se sobrecogió con aquel tumulto, y no se atrevió á salir; pero Pompeyo, puesto en medio de los soldados, les rogaba con lágrimas; y por último, tendiéndose boca abajo delante de la puerta del campamento, les servia de estorbo, lamentándose y diciendo que le pisaran los que quisieran salir; con lo que se iban retirando de vergüenza; y por este medio se logró el arrepentimieto de todos, y su sumision al general, á excepcion de unos ochocientos.

Al punto de haber muerto Estrabon sufrió Pompeyo á nombre suyo causa de malversacion de los caudales públicos; y habiendo Pompeyo cogido infraganti al liberto Alejandro, que tomaba para sí la mayor parte de ellos, dió la prueba de este hecho ante los jueces. Acusábasele sin embargo de tener en su poder ciertos lazos de caza y ciertos libros de la presa de Asculo; y ciertamente los habia recibido de mano del padre cuando Asculo fué tomado; pero los perdió despues, con motivo de que al volver Cina á Roma, los de su guardia allanaron la casa de Pompeyo, y la robaron. Tuvo durante el juicio diferentes confrontaciones con el acusador, en las que, habiéndose mostrado más expedito y firme de lo que su edad prometía, se granjeo grande opinion y el favor de muchos: tanto, que Antistio, que era el pretor y ponente de la causa, se aficionó de él, y ofreció darle su bija en matrimonio, tratando de ello con sus amigos Admitió Pompeyo la proposicion; y aunque los capítulos se hicieron en secreto, no se oculto á loe demas el designio en vista de la solicitud de Antistio. Finalmente, al publicar éste la sentencia de los jueces, que era absolutoria, el pueblo, como si fuese cosa convenida, prorumpió en la exclamacion usada por costumbre con los