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POMPEYO.

que se casan, diciendo: Talasio. Dícese haber sido el origen de esta costumbre el siguiente: cuando en ocasion de haber venido á Roma al espectáculo de unos juegos las hijas de los Sabinos, las robaron para mujeres los más esforzados y valientes de los Romanos, algunos pastores, vaqueros y otra gente oscura llevaban tambien robada á una doncella, ya en edad y sumamente hermosa. Estos, para que alguno de los más principales con quien pudieran encontrarse no se la quitara, iban corriendo y gritando á una voz: «á Talasio.» Era este Talasio uno de los jóvenes más conocidos y estimados; por lo que los que oian su nombre aplaudian y gritaban como regocijándose y celebrando el hecho; y de aquí dicen que provino, por cuanto aquel matrimonio fué muy feliz para Talasio, el que por fiesta se dirija esta exclamacion á los que se casan. Esta es la historia más probable de cuantas corren acerca de la exclamacion de Talasio. De allí á pocos dias casó Pompeyo con Antislia.

Marchó entonces en busca de Cina á su campamento; pero habiendo concebido temor con motivo de cierta calumnia, muy luego se ocultó, y se quitó de delante. Como no se supiese de él, corrió en el campamento la hablilla de que Cina habia dado muerte á aquel jóven. Con esto los que ya ántes le miraban con aversion y odio se armaron contra él: dió á huir, y habiéndole alcanzado un capitan que le perseguia con la espada desnuda, se echó á sus piés, y le presentó su anillo, que era de gran valor; pero contestándole el capitan con gran desden: «yo no vengo á sellar ninguna escritura, sino á castigar á un abominable é inicuo tirano,» le pasó con la espada. Muerto de esta manera Cina, entró en su lugar y se puso al frente de los negocios Carbon, tirano todavía más furioso que aquel: ast es que Sila, que ya se acercaba, era deseado de los más á causa de los males presentes, por los que miraban como un bien no pequeño la mudanza de dominador: ¡á tal punto