grande. Otros son de sentir que esta salutacion le fué dada la primera vez por el ejército en el Africa, y que adquirió mayor fuerza y consistencia confirmada por Sila. Como quiera, él fué el último que al cabo de mucho tiempo, cuando fué enviado de procónsul á España contra Sertorio, empezó á darse en las cartas y en los edictos la denomi nacion de Pompeyo Magno: porque ya no era odiosa, á causa de estar muy admitida en el uso; y más bien son de apreciar y admirar los antiguos Romanos, que condecoraban con estos títulos y sobrenombres, no sólo los ilustres hechos de armas, sino tambien las acciones y virtudes políticas: habiendo sido el mismo pueblo el que dió á dos el nombre de Máximos, que quiere decir muy grande: á Valerio por su reconciliacion con el Senado, que estaba en oposicion con él; y á Fabio Rulo, porque ejerciendo la censura, á algunos ricos que siendo de condicion libertina se habían hecho inscribir en el Senado, los arrojó ignominiosamente de él.
Pidió Pompeyo por estos últimos sucesos el triunfo, y fué Sila el que le hizo oposicion: porque la ley no lo concede sino al cónsul ó al pretor, y á ninguno otro; y por lo mismo el primero de los Escipiones, que consiguió en España de los Cartagineses más señaladas victorias, no pidió el triunfo, porque no era ni cónsul ni pretor: decia, poes, que si entraba triunfante en la ciudad Pompeyo, que todavía era imberbe, y por razon de la edad no tenía cabida en el Senado, se barian odiosos, en el mismo Sila la autoridad, y en Pompeyo este honor. De este modo le hablaba Sila para que entendiera que no se lo consentiría, sino que le sería contrario y reprimiria su temeridad si no desistia del intento. Mas no por esto cedió Pompeyo, sino que previno á Sila observase que más son los que saludan al sol en su oriente que en su ocaso; dándole á entender que su poder florecia entónces y el de Sila iba decreciendo y marchitándose. No lo percibió bien Sila; y ob-