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SILA.

cómicos y danzantes, y muy afable y manejable para todos cuantos se le acercaban. De esta misma relajacion pudo venirle el achaque de ser muy dado á amores y disoluto en cuanto á placeres, exceso en el que no se contuvo áun siendo viejo. De jóven tuvo amores con un tal Metrovio, hombre de la escena; y áun le vino algun fruto de esta pasion, porque habiéndose afl cionado de una mujer públicapero rica, llamada Nicopolis, como ésta se hubiese enamorado realmente de él por el con tínuo trato y por su figura, á su fallecimiento le dejó por heredero. Heredó asimismo á su madrastra, que le amó como si fuera su bijo; y de aquí le vino ya el ser un hombre me dianamente acomodado.

Nombrado cuestor, se embarcó para el Africa con Mario en su primer consulado cuando partió á hacer la guerra á Yugurta. Llegado al ejército, dió ventajosa idea de sí en muchas cosas, y aprovechando la ocasion, trabó amistad con Boco, rey de los Numidas: porque habiendo dado acogida y tratado con distincion á unos embajadores suyos en ocasion de huir de una cuadrilla de salteadores que al modo numídico los acometieron, se los envió, haciéndoles regalos y dándoles escolta que los llevase con seguridad.

Era Yugurta suegro de Boco, y hacía tiempo que éste le temia y lo tenía en odio; y como entonces hubiese sido vencido y se hubiese acogido á él, armándole asechanzas, envió á llamar á Sila, queriendo más que la prision y entrega de Yugurta se hiciera por medio de éste, que no directamente por su mano. Comunicándolo, pues, con Mario y tomando unos cuantos soldados, se arrojó Sila á un grave peligro, por cuanto confiado en un bárbaro infiel á los suyos para apoderarse de otro, hizo entrega de sí mismo. Hecho Boco duefio de ambos, y puesto en la necesidad de faltar á la fe con el uno ó el otro, estuvo muy indeciso en el partido que tomaria; pero al fin se determinó por la primera traicion, y puso á Yugurta en manos de Sila. El que triunfó por este hecho fué Mario; pero la gloria del vencimiento,