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Plutarco.—Las vidas paralelas.

contradecirle, luégo que se hizo silencio, dijo: que él no habria manifestado aquet dictámen; pero una vez presentado por otro, creia que convenia adoptarle, pues preferia cualquiera mando á la anarquía, y juzgaba que ninguno gobernaria mejor que Pompeyo en semejante confusion.

Adoptóle, pues, el Senado, y se decretó que Pompeyo en calidad de cónsul mandase sólo, y si necesitase de colega, eligiera al que fuera de su aprobacion; mas no ántes de dos meses.

Nombrado y designado Pompeyo cónsul en esta forma por Sulpicio, que mandaba en el interregno, saludó con mucha expresion á Caton, reconociendo que le estaba muy gradecido, y le pidió que fuera su asesor particular durante su mando; pero Caton se desdeñó de que Pompeyo le diese gracias, pues que nada de lo que dijera lo habia dicho por consideracion á su persona, sino á la república, y que sería en particular su asesor si le llamaba; pero que si no le llamase, diria en público lo que creyese conveniente. Este era el carácter de Caton en todo negocio.

Habiendo Pompeyo entrado en la ciudad, se casó con Cornelia, hija de Metelo Escipion, que no se hallaba soltera, sino que habia quedado viuda poco antes de Publio, bijo de Craso, muerto tambien en la guerra de los Partos, con quien casó doncella. Tenía esta jóven muchas prendas que la hacían amable además de su belleza, porque estaba muy versada en las letras, en tañer la lira y en la geometría; y habia oído con fruto las lecciones de los filósofos.

Agregábanse á esto unas costumbres libres de la displicencia y afectacion con que tales conocimientos suelen echar á perder la indole de las jóvenes; y en su padre, tanto por razon de linaje como por su opinico personal, no babia nada que tachar. Con todo, este enlace no agradaba á algunos, por la desigualdad de edades, siendo la de Cornelia más propia para haberia casado con su hijo. Otros, mirándolo por el aspecto del decoro y la conveniencia, creian