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Plutarco.—Las vidas paralelas.

despojos el templo de Vénus Nicéfora (1). Esta vision en parte le alentaba, y en parte le causaba inquietud, no fuera que por ocasion de él resultara gloria y esplendor al linaje de César que subia hasta Vénus. Suscitáronse además en el campamento ciertos terrores pánicos que le hicieron levantar. A la vigilia de la mañana resplandeció sobre el campamento de César, donde todo estaba en quietud, una gran llama, en la que se encendió una antorcha, que fué á parar al campamento de Pompeyo; y se dice que César vió este portento á tiempo que recorria los guardias.

Por la mañana muy temprano, antes de disiparse las linieblas, disponia hacer marcbar de allí su ejército; y cuando ya los soldados recogian las tiendas, y enviaban delante los bagajes y los asistentes, vinieron las escuchas anunciando observarse en el campamento del enemigo que se andaba con armas de una parte á otra, y aquel movimiento y ruido que causan hombres que salen á dar batalla; y despues de éstos llegaron otros, diciendo que los primeros soldados estaban ya formados.

César al oir esto, diciendo haber llegado el deseado dia en que iban á pelear con hombres y no con el hambre y la miseria, mandó que al punto se colocara delante de su pabellon la túnica de púrpura, porque ésta es entre los Romanos la señal de batalla. Los soldados al verla, dejando las tiendas, con algazara y regocijo corrieron á las armas, y los tribunos, formándolos como en un coro en el órden que convenia, pusieron á cada uno en su propio lugar, sin arrebato ni confusion.

Tomo Pompeyo para sí el ala derecha, habiendo de tener al frente á Antonio; en el centro colocó á su suegro Escipion, contrapuesto á Lucio Albino; y Lucio Domicio mandó el ala izquierda, reforzada con el grueso de la caballería, que casi toda habia cargado á aquella parte para (1) Nicefora vale tanto como conductora de la victoria.