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Plutarco.—Las vidas paralelas.

a que salió vencedor, me parece que ni el mismo Jeno fonte habia de comparar con las victorias de aquél las de Agesilao, con ser así que por sus demas cualidades sobresalientes se le concede como un premio particular el que pueda escribir y decir cuanto quiera en loor de este grande hombre. Entiendo además que fueron tambien muy diferentes en el benigno modo de haberse con los enemigos:

pues éste, por querer esclavizar á Tebas y asolar á Mesena, la una de igual condicion que su patria, y la otra metrópoli de su linaje, le faltó casi nada para perder á Esparta; por de contado le hizo perder el imperio; y aquél á los piratas que se mostraron arrepentidos les concedió ciudades, y á Tigranes, rey de los Armenios, al que tuvo en su poder para conducirle en triunfo, lo hizo aliado de la república: diciendo que la gloria verdadera valia más que la de un día. Mas si el prez de la virtud de consumado general se ha de conceder á las mayores hazañas, y á las más irrepensibles disposiciones de guerra, el Lacedemonio deja tras de sí al Romano; porque en primer lugar no abandonó ni desamparó la ciudad al invadirla los enemigos con un ejército de setenta mil hombres cuando él tenía pocas tropas, y éstas vencidas recientemente; y Pompeyo, sin más que por haber tomado César con sólo cinco mil y trescientos hombres una ciudad de Italia, abandonó á Roma de miedo, ó cediendo él cobardemente á tan pocos, ó pensando sin fundamento que fuesen en mayor número. Solícito además en recoger sus hijos y su mujer, huyó, dejando en orfandad å las de los demas ciudadanos: siendo así que debia, ó vencer peleando por la república, ó admitir las condiciones que propusiera el vencedor, que era un ciudadano y su deudo; y no que ahora, al que tenía por cosa dura prorogarle el tiempo del mando, le dió con esto mismo motivo para decir á Metelo al tiempo de apoderarse de Roma que temía por sus cautivos á él y á todos sus habitantes.

Tiénese por la más sobresaliente prenda de un buen gene-