Página:Las vidas paralelas de Plutarco - Tomo III (1879).pdf/61

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
63
SILA.

venido á quedar en ser un collado pedregoso y escarpado, que no estaba separado del monte Edulio sino el espacio que con sus aguas ocupa el Aso; el cual, confundiéndose en la misma falda con el Ceflso, y haciéndole de más rápida corriente, contribuye á que la cumbre sea más á propósito para establecer con seguridad un campamento. Así es que, viendo Sila que de los enemigos los de bronceados escudos se dirigian á él, quiso anticipárseles ocupando aquel puesto, y le ocupó; mostrándose con grande ánimo los soldados. Como arrojado de allí Arquelao moviese contra Queronea, los Queronenses, que militaban con Sila, le suplicaron que no abandonase su patría; por lo que envió en su defensa al tribuno Gabinio con una legion, dejando ir con ellos á los Queronenses, que aunque quisieron no pudieron llegar antes que aquél: de manera que el que iba á salvarlos, áun se mostró más activo y pronto que los mismos que habian menester su auxilio. Tuba dice que el enviado no fué Gabinio, sino Ericio; mas como quiera, en esto consistió el que nuestra ciudad saliese de aquel peligro.

De Lebadia y de Trofonio les llegaban á los Romanos felices anuncios y faustos vaticinios; acerca de los cuales hacen los del país diferentes relaciones; mas lo que escribe el mismo Sila en el libro décimo de sus Comentarios es que despues de haber ganado ya la batalla de Queronea, vino á buscarle Quinto Tito, varon de no pequeño crédito entre los que traficaban en la Grecia, y le participó que Trofonio le profetizaba allí mismo otra segunda batalla y victoria dentro de breve tiempo. Despues de éste, otro de los que militaban en su ejército, llamado Salvinio, le anunció de parte del Dios cuál era el término que habian de tener las cosas de Italia. Ambos hablaron por visiones que habian tenido, porque segun sus relaciones habian visto de una misma manera la hermosura y grandeza de Júpiter Olimpio. Luego que Sila pasó el Aso, se dirigió al Edulio,