Página:Las vidas paralelas de Plutarco - Tomo III (1879).pdf/75

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
77
SILA.

en tanto ganó á los soldados de Escipion por medio de los suyos, ejercitados en toda falsedad y lagotería como su general. Porque entrando dentro del campamento de los enemigos, y mezclándose en medio de ellos, al punto se atrajeron á unos con dinero, á otros con promesas, y á otros con lisonjas y halagos. Finalmente, presentándose Sila alli cerca con veinte cohortes, saludándole se pasaron á él, y quedándose Escipion solo en su tienda, hubo de conformarse: miéntras Sita, habiendo cazado con sus veinte cohortes, como con otras tantas aves mansas, las cuarenta de los enemigos, las condujo todas á su campamento:

así se cuenta baber dicho Carbon que peleaba en Sila con an leon y una raposa alojados en su alma; pero la que más le incomodaba era la raposa. A este tiempo Mario, que tenía en Signio ochenta y cinco cohortes, provocaba á Sila á una batalla; y éste admitia gustoso el combatir en aquel mismo dia, porque había tenido entre sueños esta vision. Parecióle que el viejo Mario, ya difunto tiempo antes, exhortaba á Mario su hijo á que se guardara del dia que entraba, porque le traia un grande infortunio; por tanto, Sita estaba pronto para la batalla, y envio á llamar á Dolabela, que estaba acampado á alguna distancia; pero como los enemigos le tomasen los caminos y le cerrasen el paso, los soldados de Sila llegaron á cansarse de combatir y andar; y cayendo al mismo tiempo mientras asi trabajaban una gran lluvia, esto acabó de estropearlos. Dirigiéndose, pues, los tribunoş á Sila le pedian, que dilatase la batalla, mostrándole á los soldados quebrantados de la fatiga, y tendidos por el suelo reclinados sobre los escudos. Hubo de condescender muy contra su voluntad; y dada la señal de hacer alto, cuando empezaban á formar el valladar y abrir el foso, delante del campamento se presentó con arrogancia Mario, yendo el primero en su caballo, en el concepto de que los desbarataria hallándolos desordenados. Entónces su Genio dio cumplida á Sila la palabra que le anunció