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Plutarco.—Las vidas paralelas.

quitara la vida, sentado en el tribunal, y poniéndose desde arriba á ser espectador de aquel asesinato. Prendieron los ciudadanos al centurion, y le llevaron á presentar ante el ribunal; mas Sila les impuso silencio, diciendo que habia sido de su órden, y mandó que á aquél le dejaran libre.

Su triunfo fué ostentoso por la riqueza y novedad de los régios despojos; pero lo que dió más magnificencia y realce á aquel espectáculo fueron los desterrados; porque los más ilustres y autorizados de los ciudadanos precedian con coronas, apellidando á Sila salvador y pa ire, pues por él habian vuelto á la patria y habian recobrado sus hijos y sus mujeres. Cuando todo se hubo concluido, haciendo en junta pública la apologia de sus sucesos, no enumeró con menor cuidado los que creia deber á la fortuna que los que eran obra de su valor; y al concluir, mandó que se le diera el sobrenombre de afortunado: porque esto es lo que principalmente quiere significar la voz latina feliz. Cuando escribia á los Griegos ó despachaba sus negocios, se daba á sí mismo el título de Epafrodito ó venusto; y entre nosotros está su nombre escrito así en los trofeos: Lucio Cornelio Sila Epafrodito. Aun más: habiendo dado á luz Metela dos gemelos, varon y hembra, á aquél le puso el nombre de Fausto, y á ésta el de Fausta; porque los Romanos llaman fausto á lo dichoso y plausible: y era tanto mayor la confianza que ponia en su feliz suerte y en sus propias acciones, que con haber hecho morir á tantos. y haber causado en la ciudad tanto trastorno y mudanza, abdicó la dictadura, y dejó al pueblo árbitro y dueño de los comicios consulares, y no se puso al frente, sino que anduvo por la plaza como un particular, exponiendo su persona á los atropellamientos é insultos; sin embargo de que apenas podia dudarse iba a ser elegido contra su opinion Marco Lépido, hombre resuelto y belicoso; no por aficion á él, sino por miramiento del pueblo hácia Pompeyo que lo solicitaba é intercedia en su favor. Por esta razon, viendo Sila que