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COMPARACION DE LISANDRO Y SILA.

Y SILA.

91 vor del poder y tiranía de aquéllos; pero Sila por envidia privó á Pompeyo del mando del ejército, quitó á Dolabela el de la armada, que le habia dado él mismo, y á Lucrecio Ofela, que por muchos y grandes servicios aspiraba al Consulado, lo hizo degollar ante sus ojos, llenando de horror y espanto á todos con la muerte de aquellos á quienes al parecer más amaba.

Mas la aficion á los deleites y á las riquezas es la que principalmente hace ver que la indole del uno era propia para el gobierno, y la del otro para la tiranía; porque no aparece que el uno manifestase la menor intemperancia ni el más juvenil descuido en tan grande autoridad y poder, sino que evitó más que cualquiera otro que pudiera aplicársele aquello del proverbio:

Leones en casa, zorras en lo raso:

¡tan arreglada, tan contenida y propiamente lacônica fué en todas partes su conducta y su tenor de vida! cuando el otro, ni de jóven puso freno á sus apetitos por su pobreza, ni de viejo por la edad, y miéntras daba á sus ciudadanos excelentes leyes sobre el matrimonio y la continencia, él andaba derramado en amores y en liviandades, como dice Salustio. Así es que dejó la ciudad tan pobre y escasa de numerario, que á las ciudades amigas y aliadas se les vendia por dinero la libertad y la independencia; y esto en medio de que todos los dias confiscaba y publicaba las casas más ricas y acaudaladas; y es que no habia medida ninguna en lo que prodigaba y derramaba á sus aduladores. ¡Ni qué cuenta y razon podía haber para sus profusiones y condescendencias entre el vino y los banquetes, cuando en público y á presencia del pueblo, vendiendo una grande hacienda y ofreciendo muy poco por ella uno de sus amigos, mandó que se cerrara la subasta; y porque otro dió más y el pregonero publicó el aumento, se puso de mal