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Plutarco.—Las vidas paralelas.

—LAS VIDAS PARALELAS.

ó iniciados: así estaba escrito en la delacion, siendo Tésalo el de Cimon quien delataba á Alcibiades de que era implo contra las Diosas (1). Irritándose con esto el pueblo, y estando muy indispuesto con Alcibiades, todavía le exasperaba más Androcles, que era uno de sus mayores enemigos; por lo que al principio Alcibiades no pudo menos de abatirse: mas advirtiendo luego que todos los marineros que habian de ir á Sicilia le eran muy aficionados, y lo mismo la tropa, y que los de Argos y Mantinea en número de mil decían abiertamente que sólo por Alcibiades se ofrecian á aquella marítima y lejana expedicion, y que si alguno le agraviaba desertarian, entonces cobró ánimo, y se aprovechó de aquella oportunidad para defenderse: de manera que por la inversa sus enemigos desmayaron, y empezaron á temer no fuera que el pueblo se mostrara blando con él en el juicio, por la consideracion de haberlo menester. Maquinaron, por tanto, que de los oradores los que no eran conocidamente enemigos de Alcibiades, aunque en su corazon no le aborrecieran ménos que sus contrarios declarados, se levantaran en la junta, y dijeran que era muy fuera de razon á un general nombrado con plenos poderes para mandar tantas fuerzas, en el momento de tener reunido el ejército y los auxiliares, causarle detencion con el sorteo de jueces y medida del agua (2), haciéndole perder la oportunidad de obrar: navegue, pues, en buen hora, y comparezca concluida la guerra á defenderse conforme á las mismas leyes. No dejó Alcibiades de percibir la malignidad que encerraba esta dilacion; así replicó, tomando la palabra, que era cosa terrible, dejando pendientes tal causa y tales calumnias, partir adornado de tan brillante autoridad, y que lo justo era, ó morir si no di(1) Ceres y Proserpina, cuyos misterios habia remedado.

(3) Al acusador y al reo se les señalaba tiempo para hablar, el que se media con relojes de agua.