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Plutarco.—Las vidas paralelas.

recogió los que allí se habian refugiado, y los sacó fuera de muros, para no dejar á discrecion el país. De los Romanos los varones propios para el mando y de opinion en las cosas de la guerra, los más habian muerto en las acciones; y en Fabio Máximo, que era el que gozaba de mayor autoridad por su justificacion y su prudencia, culpaban el detenimiento en las determinaciones, para no arriesgarse á descalabros, notándole de inactivo é irresoluto. Juzgando, pues, que si bien éste era cual les convenía para consultar á su seguridad, todavía no era el general que tambien necesitaban para ofender á su vez, volvieron los ojos Marcelo; y contraponiendo y como mezclando su osadía y arrojo con la moderacion y prevision de aquél, los fueron nombrando, ora cónsules á ambos, y ora cónsul al uno y procónsul al otro. Refiere Posidonio á este propósito que á Fabio le llamaban escudo, y á Marcelo espada; y el mismo Anibal solia decir que á Fabio le temia como á ayo, y á Marcelo como á antagonista; porque de aquél era contenido para que no hiciese daño, y de éste lo recibia.

En primer lugar, como en el ejército por las mismas victorias de Anibal se hubiese introducido mucha insubordinacion é indisciplina, á los soldados separados de los reales que corrian el país los destrozaba, debilitando por este medio sus fuerzas. Despues, yendo en auxilio de Nápoles y de Nola, á los Napolitanos los alentó y confirmó, porque de suyo eran amigos seguros de Roma; y entrando en Nola, los encontró en sedicion, porque el Senado no podia reducir ni gobernar al pueblo que anibalizaba ó se mostraba del partido de Aníbal; y es que habia en aquella ciudad un hombre de los principales en linaje, y muy ilustre por su valor, llamado Bandio, el cual en Canas habia peleado con extraordinario valor; y habiendo dado muerte á muchos Cartagineses, á la postre se le habia encontrado entre los cadáveres traspasado su cuerpo de muchos dardos; de lo que admirado Anibal, no sólo le dejó ir libre sin