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Plutarco.—Las vidas paralelas.

ninguna que sea comparable con la alcanzada por Pelópidas, cuando despues de su vuelta del destierro dió en Tébas muerte á los tiranos: hazaña que sobresalió mucho entre cuantas se han ejecutado en tinieblas y con asechanzas. Aníbal, enemigo terrible, fatigaba á los Romanos, al modo que á los Tebanos los Lacedemonios; y es cosa bien cierta que Pelópidas los venció y puso en fuga en Tegira y en Leuctras; pero Marcelo ni una sola vez venció á Aníbal, segun dice Polibio; sino que éste parece haberse conservado invencible hasta Escipion. Sin embargo, nosotros damos más crédito á Livio, César y Nepote, y de los Griegos al rey Juba, que refleren haber Marcelo derrotado y puesto en fuga algunas veces á las tropas de Aníbal; bien que estos descalabros no tuvieron nunca gran consecuencia, pareciendo que era una falsa caida la que experimentó el africano en estos encuentros. Fué ciertamente admirable, más de lo que alcanza á imaginarse, aquel que despues de tantas derrotas de ejércitos, de tantas muertes de generales, y de haber estado titubeando todo el poder de Roma, infundió ánimo en los soldados para hacer frente.

Y éste, que al antiguo miedo y terror sustituyó en el ejército el valor y la emulacion, hasta no ceder fácilmente sin la victoria, y ántes disputarla y sostenerse con aliento y con brio, no fue otro que Marcelo; porque acostumbrados ántes á fuerza de desgracias á darse por bien librados si con la fuga escapaban de Aníbal, los enseñó á tenerse por afrentados si sobrevivian al vencimiento, á avergonzarse si un punto se movian de su puesto, y á apesadumbrarse si no salian vencedores.

Pelópidas no fué vencido en ninguna batalla en que tuvo el mando, y Marcelo venció muchas mandando á los Romanos; por tanto, parece que con lo invicto del uno, podrán ponerse á la par lo difícil de ser vencido del otro y el gran número de sus triunfos. Marcelo tomó á Siracusa, y Pelópidas no pudo apoderarse de la capital de los Lacede-