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MARCELO.

Y MARCELO.

263 monios; pero con todo, tengo por de más mérito que el tomar á Sicilia el haberse acercado á Esparta, y haber sido el primer hombre que en guerra pasó el Eurotas; á no que oponga alguno que esto se debe más atribuir á Epaminondas que á Pelópidas, igualmente que la jornada de Leuctras; cuando Marcelo en sus grandes hechos no tuvo que partir su gloria con nadie. Porque él solo tomó á Siracusa, y sin concurrencia de otro alguno derrotó á los Galos; y contra Aníbal cuando nadie se sostenia, y ántes todos se retiraban, él solo hizo frente, y mudando el aspecto de la guerra, fué el primero que estableció el valor.

Ni de uno ni de otro de estos ilustres varones puedo alabar la muerte; ántes me aflijo y disgusto con lo extraño de su fallecimiento: causándome sorpresa el que Aníbal en tantas batallas, que apenas pueden contarse, ni una vez fuese herido; así como admiro á Crisante, que segun se dice en la Ciropedia, teniendo ya levantada la espada, y estando para descargar el golpe sobre el enemigo, como oyese en aquel momento que la trompeta tocaba á retirada, dejándole ileso, se retiró con el mayor reposo y mansedumbre. Con todo á Pelópidas le disculpa el que en el acto mismo de la batalla y con el calor de ella le arrebató la ira á que convenientemente se vengase: porque lo más laudable es que el general quede salvo despues de la victoria; y si no pudiere evitar la muerte, que con virtud salga de la vida, segun expresion de Euripides: pues entónces el morir, que ordinariamente consiste en padecer, se convierte en una accion gloriosa. Además de la ira concurria tambien el fin de la victoria, que era á los ojos de Pelopidas la muerte del tirano, para no graduar enteramente de temerario su arrojo: pues es dificil encontrar para aquel acto de valor otro designio ni más brillante ni más decoroso. Mas Marcelo, sin que pudiera proponerse una gran ventaja y sin que el ardor de la pelea le arrebatase y sacase de tino, imprudentemente se arrojó al peligro,