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Plutarco.—Las vidas paralelas.

pues á Arístides la dignidad de Eponimo; aunque Demetrio Falereo es de opinion que la obtuvo poco antes de su muerte despues de la batalla de Platea. Con todo, en los fastos despues de Jantipides, en cuyo año fué vencido Mardonio en Platea, en muchos años no se encuentra ninguno denominado Arístides; y despues de Fanipo, en cayo tiempo se alcanzó la victoria de Maraton, en seguida está escrito el nombre de: arconte Aristides.

Entre todas sus virtudes, la que más se dió á conocer al pueblo fué la justicia, porque su utilidad es más continua y comprende a todos: así un hombre pobre y plebeyo alcanzó el más excelente y divino renombre, llamándole todos el justo; renombre á que no aspiró nunca ninguno de los reyes ni de los tiranos, queriendo más algunos de ellos apellidarse sitiadores, fulminadores, vencedores, y áun algunos águilas y gavilanes: prefiriendo, á lo que parece, la gloria que dan la fuerza y el poder á la que proviene de la virtud. Y si to admirable y divino, en cuya posesion y goce tanto manifiestan complacerse, se distingue principalmente por estas tres calidades, indestructibilidad, poder y virtud, de ellas ésta es la más respetable y divina:

porque lo indestructible conviene tambien al vacío y á los elementos; y poder le tienen grande los terremotos, los rayos, los remolinos de viento y las inundaciones de los torrentes; pero de lo justo y del derecho nada hay que participe sino siguiendo los dictámenes de la razon y de la prudencia. Por tanto, siendo asimismo tres los afectos que en los más de los hombres excita lo divino, á saber, deseo, miedo y respeto, aspiran, como que en ello consiste su felicidad, por lo indestructible y eterno; temen y se sobresaltan con la dominacion y el poder; pero aman, acatan y veneran á la justicia. Y con ser esto así, ansian por la inmortalidad que nuestra caduca naturaleza no admite, y por el poder que en la mayor parte depende de la fortuna; poniendo en el último lugar á la virtud, de todos