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Plutarco.—Las vidas paralelas.

los de afuera se llamaba Leutuquidas; pero el nombre que al oido se le daba en casa por la madre entre las amigas y los confidentes, era el de Alcibiades: ¡tan ciega de amor estaba la tal mujer! y él con desvergüenza solia decir que no la habia seducido por hacer agravio, ni tampoco halagado del deleite, sino para que descendientes suyos reinasen sobre los Lacedemonios. Hubo muchos que denunciaron á Agis estos hechos; pero é! principalmente se atuvo al tiempo; porque habiendo habido un terremoto, él de miedo saltó del lecho y del lado de su mujer, y despues en diez meses no se ayuntó á ella; y como despues de este tiempo hubiese nacido Leutuquidas, no le reconoció por hijo suyo y por esta causa fué despues Leutuquidas privado de suceder en el reino.

Despues de los desgraciados sucesos de los Atenienses en Sicilia, enviaron á un tiempo embajadores á Esparta los de Quio y Lesbos, y tambien los de Cicico, para tratar de su defeccion. Los Beocios bablaban por los de Lesbos, y Farnabazo por los de Cicico; pero á persuasion de Alcibíades prefirieron auxiliar á los de Quio ántes de todo; y yendo él mismo en aquel viajo, hizo que se separase de los Atenienses casi puede decirse toda la Jonia; y con estar al lado de los generales lacedemonios fué muy grande el daño que les causó. Con todo, Agis era siempre su enemigo, á causa de la mujer por la afrenta recibida, y además le incomodaba tambien su gloria: porque se habia difundido la voz de que todo se hacía por Alcibiades, y á él era á quien se tenia consideracion. Sufríanle asimismo de mala gana los de más poder y dignidad entre los Esparciatas por la envidia que les causaba. Tuvieron, pues, mano, y negociaron con los que en casa quedaron con mando, que enviasen á Jonia quien le diese muerte. Llegó á entenderlo reservadamente, y vivia con recelo; por lo que en todos los negocios públicos promovió los intereses de los Lacedemonios, pero huyó de caer en sus manos; y habiéndose