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MARCO CATON.

de vida de éste como el mejor modelo y ejemplar; y áun por lo mismo no pudo menos de ponerse en oposicion con Escipion el mayor, que no obstante ser jóven todavía, hacla contraresto á Fabio, y como que se le mostraba envidioso. Hubo tambien otro motivo, y fué que yendo de cuestor con Escipion á la guerra de Africa, como advirtiese que éste usaba de su acostumbrada profusion, y permitia que en el ejército se gastara sin medida, le habló francamente, diciéndole que lo de ménos era el gasto, y el mal principalmente estaba en que estragase la antigua frugalidad del soldado, acostumbrándole para en adelante al regalo y á los deleites; y como Escipion le contestase que no necesitaba un cuestor tan severo, cuando ponia toda la atencion en desempeñar cumplidamente su deber con respecto á la guerra, porque de lo que habia de dar cuenta á la ciudad era de sus acciones y no del dinero, se retiró de Sicilia. Hablaba frecuentemente en el Senado con Fabio de la inmensa cantidad de dinero que gastaba Escipion, y desacreditaba en los circos y en los teatros su porte fastuoso, como si hubiera ido á celebrar flestas y no á mandar un ejército; tanto, que obligó á que se enviaran cerca de éste tribunos de la plebe para que le hicieran venir á Roma, si estas acusaciones eran ciertas. Mas Escipion, habiendo hecho ver que la victoria estaba en los preparativos de la guerra, y convencido á los tribunos de que si usaba de humanidad y condescendencia en los gastos esto en nada perjudicaba á la diligencia y á las demas grandes prendas militares, partió de Sicilia para la guerra.

Aunque era grande el poder que Caton se habia con su elocuencia granjeado, tanto que generalmente se le apeIlidaba Demostenes Romano, era todavía mayor la fama y celebridad que le daba su particular método de vida. Porque su destreza en el decir fué desde luego para los jóvenes un ejemplar comun y de gran solicitud; pero el conservar la frugalidad antigua, contentarse con cenas senci.

TOMO II.

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