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Plutarco.—Las vidas paralelas.

perseguir y herir á los enemigos, convinieron con él en que no quedaba Caton en tanta duda respecto del pueblo, como éste respecto de Calon; y que el mismo cónsul Manio en el calor todavía de la victoria, le echó los brazos, y teniéndole largo rato abrazado, prorumpió en fuerza del gozo en la expresion de que ni él mismo ni todo el pueblo pagaria cumplidamente á Caton aquellos beneficios. Despachósele inmediatamente despues de la batalla á ser él mismo el mensajero de aquellos sucesos, é hizo su navegacion con mucha felicidad hasta Bríndis, de donde en un dia pasó á Tarento, y caminando otros cuatro desde el mar, estuvo al quinto dia en Roma, logrando ser el primero que anunció la victoria; con la cual la ciudad se llenó de regocijo y de fiestas, y de orgullo el pueblo, como que ya nada le impediria hacerse dueño de toda la tierra y el mar.

De las acciones de guerra de Caton, estas fueron las más celebradas, y en cuanto a las cosas de gobierno, la parte relativa á la acusacion y correccion de los malos, parece haber sido la que le mereció mayor atencion; porque persiguió por sí á muchos, á otros les ayudó en este público ejercicio, y á algunos les dió el trabajo hecho para él, como á Petilio contra Escipion; y en cuanto á éste, que logró poner bajo sus piés los cargos por ser de una ilustre familia y de un ánimo verdaderamente grande, hubo de retirarse, viendo que no podia conducirle at suplicio; pero á Lucio su hermano, poniéndose al lado de los que le acusaban, lo envolvió en la condenacion de una gran multa para el erario; y como no tuviese con qué pagar, y por ello estuviera para ser puesto en prision, con gran dificultad se desenredó por la intercesion de los tribunos. Dícese tambien que á un joven que habia conseguido se notase de infamia al enemigo de su padre, viéndolo ir por la plaza despues de la sentencia, le salió al encuentro Caton, y alargándole la mano, le dijo