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MARCO CATON.

queña y de poca monta: paréceme, pues, oportuno hablar asimismo de su buen porte en el desempeño de estos offcios. Casóse con una mujer más noble que rica, haciéndose cargo de que por lo uno y por lo otro suelen tener vanidad y orgullo; pero que las ilustres por el temor de la vergüenza son para las cosas honestas más obedientes á sus maridos. De los que castigan á las mujeres ó los hijos, decia que ponian manos en las cosas más santas y sagradadas; que para él merecia más alabanza un buen marido que un buen Senador; y que nada admiraba tanto en el antiguo Sócrates como el que habiéndole cabido en suerte una mujer inaguantable y unos hijos necios, vivió, sin embargo, sosegado y tranquilo. Habiéndole nacido un hijo, nada habia para él de mayor importancia, como no fuese algun negocio público, que el hallarse presente cuando la mujer lavaba y fajaba al niño; porque ésta lo criaba con su propia leche, y áun muchas veces, poniéndose al pecho los niños de sus esclavos, preparaba así para su propio h jo la benevolencia y amor que produce el ser hermanos de leche.

Cuando ya empezó á tener alguna comprension, él mismo tomó á su cuidado el enseñarle las primeras letras, sin embargo de que tenía un esclavo bien educado y ejercitado en esta enseñanza, que daba leccion á muchos niños: porque no queria que á su hijo, como escribe él mismo, lo reprendiesc ó le tirase las orejas un esclavo, si era tardo en aprender; ni tampoco tener que agradecer á un esclavo sesemejante enseñanza. Así él mismo le enseñaba las letras, le daba á conocer las leyes y le ejercitaba en la gimnástica:

adiestrándole no sólo á tirar con el arco, á manejar las armas y á gobernar un caballo, sino tambien á herir con el puño, á tolerar el calor y el frío, y á vencer nadando las corrientes y los remolinos de los rios. Dice además que le escribió la historia de su propia mano, y con letras abultadas, á fin de que el hijo tuviera dentro de casa medios de aprovecharse para el uso de la vida, de los Lechos de la