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PIRRO.

si los demas reyes remedaban á Alejandro en la púrpura, en las guardias, en llevar torcido el cuello y en hablar alto, sólo Pirro lo representaba en las armas y en el esfuerzo. De su pericia y habilidad en la táctica y en la estrategia pueden verse pruebas en los comentarios que sobre estos objetos nos dejó escritos. Dícese, además, que preguntado Antigono quién era el mejor capitan, habia respondido: «Pirro en siendo más viejo:» bien que no habló sino de los de su edad; pero Aníbal, hablando en general de todos los capitanes, en pericia y destreza puso el primero á Pirro, el segundo á Escipion, y el tercero á si mismo, como dijimos en la Vida de Escipion. Finalmente, Pirro en esto fué en lo que se ocupó siempre, y á esto dedicó su atencion, como á la doctrina más propia de los reyes, no dando ningun precio á las demas artes y habilidades. Así se refiere que preguntado en un festin cuál era mejor flautista, si Piton ó Cafisia, contestó: «Polipercon es el mejor capitan:» como si esto sólo fuera lo que le estaba bien inquirir y saber á un rey. Era, sin embargo, para los que le trataban afable, y nada fácil á irritarse; así como activo y vebemente para la gratitud y reconocimiento. De aquí es que habiendo muerto Eropo, se mostró muy pesaroso, diciendo que éste habia sucumbido á la mortalidad; pero él quedaba con el disgusto, y se reprendia á sí mismo, de que pensándolo y difiriéndolo siempre no habia pagado sus servicios: porque los réditos pueden pagarse á los herederos de los que dieron prestado; pero el retorno de los favores, si no se hace á los que pueden sentirlo y apreciarlo, se torna en afliccion del hombre recto y justo.

Proponíanle en Ambracia algunos que desterrase á un hombre desvergonzado y maldiciente contra él; pero les respondió: «Nada de eso; mejor es que se quede aquí, porque vale más que me difame entre nosotros que somos pocos, que no que yendo por ese mundo me desacredite con todos los hombres.» Reprendiendo á unos jóvenes que en