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CAYO MARIO.

mismo de hierro; y entonces Mario, dejando la una como estaba, en lugar de la otra, puso una estaquilla de madera fácil de romperse, proporcionando así que al dar el astil en el escudo del enemigo, no quedase recto, sino que rompiéndose la estaquilla se doblase, y la pica permaneciese clavada, por el mismo hecho de haberse encorvado la punta. Boyorix, pues, rey de los Cimbros, marchó á caballo con poca comitiva al campamento, y provocaba á Mario á que señalando día y lugar se presentars á combatir por el territorio, y éste le respondió que sin embargo de que no solian los Romanos tomar para la batalla consejo de sus enemigos, en gracía de los Cimbros en cuanto á dia señalaba el tercero despues de aquel; y en cuanto á lugar la comarca y llanura de Vercelis, donde podria obrar la caballería romana, y desplegar cómodamente la muchedumbre de ellos; y guardando flelmente el tiempo convenido, formaron al frente unos de otros. Tenia Catulo veinte mil y trescientos hombres, y siendo los de Mario treinta y dos mil, cogieron en medio á los de Catulo, distribuidos en las dos alas, segun lo refiere Sila, que se encontró en aquella batalla. Dica que Mario, esperando cargar al ejército enemigo, principalmente por los extremos y por las alas, para que la victoria fuese propia de sus soldados, no teniendo parte Catulo en el combate, ni viniendo á las manos con los enemigos por cuanto los de en medio formarian seno, como ordinariamente sucede en los frentes muy extendidos; con esta mira distribuyó de aquella manera las fuerzas. Tambien se refiere que por el mismo estilo se defendió Catulo sobre este punto, culpando mucho la mala intencion de Mario contra él. La infantería de los Cimbros marchaba desde el campamento con gran reposo, siendo su fondo igual al frente; porque cada uno de los lados de la batalla ocupaba treinta estadios. Los de caballería, que eran unos quince mil hombres, se presentaron brillantes, con morriones que representaban las bocas y rostros de las