Página:Las vidas paralelas de Plutarco - Tomo II (1879).pdf/54

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
56
Plutarco.—Las vidas paralelas.

en embajada á los más moderados y populares entre los Senadores. Llevaba la voz Menenio Agripa, que á la vez usó de ruegos con la plebe, y á la vez habló francamente sobre la conducta del Senado, viniendo á concluir con una especie de fábula su exbortacion y amoneslamiento. Porque les refirió que en cierta ocasion los miembros todos del cuerpo humano se revelaron contra el vientre, y le acusaron de que estándose él solo ocioso y sin contribuir en nada con los demas, todos trabajaban y desempeñaban sus respectivos ministerios, precisamente por contenerle y satisfacer sus apetitos; y que el vientre se habia reido de su simpleza, porque no echaban de ver que si tomaba para sí todo el alimento, era para distribuirlo despues y dar nutricion á los demas. «Paes de esta misma manera, contínuo, se conduce con vosotros, ob ciudadanos. el Senado:

porque á vosotros refiere cuantos consejos y negocios se ofrecen, y con vosotros reparte cuanto hay de útil y provechoso.

Reconciliáronse con esto, pidiendo al Senado, y concediéndoseles que se eligiesen cinco ciudadanos en defensores suyos, que son los que ahora se llaman tribunos de la plebe. Fueron nombrados los primeros los que los habian acaudillado en el levantamiento, Junio Bruto y Sicinio Beluto. Luego que la ciudad volvió á no ser más que un cuerpo, al punto acudió á las armas la muchedumbre, y se presentó a los jefes muy presta y decidida á marchar á la guerra. No estaba contento Marcio con el ventajoso partido que habia sacado la plebe, habiendo tenido que ceder la aristocracia, y observaba que como él sentian muchos de los patricios: excitábalos, por tanto, á no quedar inferiores á los plebeyos en las lides que peleaban por la patria, sino hacer ver que en la virtud, más bien que en el poder, les hacían ventaja.

En la nacion de los Volscos, que era contra la que tenian la guerra, la ciudad de Coriolos gozaba de la mayor