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Plutarco.—Las vidas paralelas.

falta corporal, sino á ponerlas por nombre propio del que las sufre. Mas esto pertenece á tratado diferente.

Terminada la guerra, volvieron los Tribunos á suscitar otra vez la sedicion, no porque tuviesen nueva causa ó motivo justo de queja, sino haciendo que les sirvieran de pretexto contra los patricios los males que necesariamente debieron seguirse á sus primeras inquietudes y disensiones; porque la mayor parte del terreno se quedó por sembrar é inculto, y no hubo oportunidad con motivo de la guerra para hacer prevencion de trigo forastero. Sobrevino, por tanto, una suma carestía; y viendo los Tribunos que la plebe absolutamente carccia de abastos, y que aun cuando los hubiese de venta no tenía con qué comprarlos, echaron la calumniosa voz contra los ricos de que por pura malignidad les habian atraido aquella hambre. Entretanto vino embajada de los de Veletri, ofreciendo entregar la ciudad y pidiendo se enviasen allá colonos, porque una enfermedad pestilente que los habia afligido habia hecho tal ruina y destrozo de hombres, que apenas le habria quedado la décima parte de su poblacion. Parecióles á los hombres de juicio que habia venido muy oportuna y sazonadamente esta demanda de los Velitranos en ocasion en que necesitando por la escasez de algun alivio, concebian la esperanza de calmar la sedicion con limpiar la ciudad de lo más revuelto y más acalorado de los Tribunos, como de una superfluidad nociva é incómoda. Escogiendo, pues, á éstos los Cónsules, de ellos formaron la colonia y la enviaron, y á los demas les intimaron la necesidad de militar contra los Volscos; preparando así una distraccion de las turbaciones civiles, y pensando que reunidos con las armas en el campamento y en los comunes combates los ricos juntamente con los pobres, y los plebeyos con los patricios, se mirarian reciprocamente entre sí con mayor mansedumbre y dulzura.

Oponíanse principalmente los tribunos Sicinio y Bruto