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Plutarco.—Las vidas paralelas.

de mucha mansedumbre y mucha humanidad. Convinieron los más, y dirigiéndose los Cónsules á la muchedumbre, le hablaron con mucha blandura, y procuraron templarla, disipando con agrado las calumnias y absteniéndose lo posible de quejas y reconvenciones; y en cuanto al precio del grano comprado, dijeron que fácilmente se entenderian entre sí.

Cuando la mayor parte de la plebe se hubo calmado, y se echó de ver en el escuchar con el orden y sosiego que se habia dejado convencer y ablandar, tomando la palabra los tribunos, ofrecieron que la plebe competiria en moderacion y prudencia con el Senado miéntras así se la tratase; mas al mismo tiempo ordenaron que Marcio se justificase de haber tratado de inflamar al Senado para trastornar el gobierno y disolver la república; de haber sido rebelde á la citacion de los mismos; y finalmente, de baber dado de golpes é insultado en la plaza pública á los prefectos, promoviendo en cuanto estuvo de su parte la guerra civil, y armando á los ciudadanos unos contra otros. Hacian esta propuesta con la intencion, & de humillar á Marcio si contra su carácter deponia la altivez, ó de encender más la ira contra él si usaba de su genio; que era lo que más esperaban, y en lo que ciertamente no se engañaron:

porque se presentó como para defenderse, y la plebe le prestó una reposada atencion; mas luego que ante unos hombres que aguardaban un lenguaje sumiso empezó, no sólo á usar de un desenfado chocante y de una acusacion más chocante todavía que el desenfado, sino que áun en el tono de la voz y en todo su continente dió muestras de un . desahogo que no distaba mucho del desden y del desprecio, la plebe se incomodó, y se veia que le era muy mo• lesto aquel discurso; y de los tribunos, Sicinio, que era el más pronto y arrebatado, habiendo conferenciado brevemente con sus colegas, y publicando que Marcio era condenado á muerte por los tribunos, ordenó á los prefec-