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Alcibiades.

cia, y acatando su virtud, insensiblemente abrazó el ídolo del amor, ó, segun expresion de Platon, el contramor, ó amor correspondido. Maravillábanse todos, por tanto, de verle cenar con Sócrates, y ejercitarse y habitar con él, mientras que se mostraba con los demas amadores ásperó y desabrido; y áun á algunos los trataba con altanería, como á Anito el de Antemion. Amaba éste á Alcibiades, y teniendo á cenar á unos huéspedes, le convidó al banquete:

rehusó él al convite; pero habiendo en casa bebido largamente con otros amigos, fuése á casa de Anito para darle un chasco: púsose á la puerta del comedor, y viendo las mesas lleras de fuentes de plata y oro, dió órden á los criados de que tomaran la mitad de todo aquello, y se lo llevaran á casa; esto sin pasar de allí, y ántes se retiró con los criados. Prorumpieron los huéspedes en quejas, diciendo que Alcibiades se habia portado injuriosa é indecorosamente con Anito; mas éste respondió: «No, sino con mucha equidad y moderacion, pues que habiendo side dueño de llevárselo todo, aun nos ha dejado parte.» Asi trataba á los demas amadores; solamente á uno de la campiña, hombre, segun dicen, de pocos haberes, y que todos los iba enajenando, como lo que le quedaba, que montaría á cien pesos (1), lo presentara á Alcibiades, y le rogara que lo recibiese; ochándose á reir, y celebrando el caso, lo convidó á cenar. En el banquete, mostrándosele benigno, le volvió su dinero, y le mandó que al dia siguiente excediera en la postura á los arrendadores de los tributos públicos, pujándoles las que hiciesen: resistíase el aldeano, porque el arriendo, decia, era de muchos talentos; mas le amenazó que le haría dar una paliza si así no lo ejecutaba; y es que entonces tenía pleito con los asentistas en reclamacion de algunos intereses propios. Fuése (1) El estater griego, que yo traduzco peso, valia poco menos que nuestro peso sencillo.