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Plutarco.—Las vidas paralelas.

Guerrero cauto que con grande acierto Los más prudentes medios discurria; y en las ocasiones imprevistas y arriesgadas que piden cierto ímpetu y entusiasmo no pinta al númen como que nos arrebata, sino como que mueve y dirige nuestra determinacion; ni como que produce por sí los conatos y esfuerzos, sino ciertas apariencias ocasionales de ellos; con las cuales no hace la accion involuntaria, sino que da un principio á lo voluntario con infundir aliento y esperanza:

pues una de dos, ó hemos de desechar enteramente el auxilio divino de todas las acciones que llamamos y son nuestras; ó si no, ¿de qué otro modo auxiliarán los Dioses á los hombres y cooperarán con ellos? no ciertamente amoldando nuestro cuerpo. ni aplicando ellos mismos nuestras manos y nuestros piés, sino despertando con ciertos principios, con ciertas apariencias é inspiraciones la parle activa y electiva de nuestra alma, ó al contrario desviándola ó conteniéndola.

En Roma á la sazon las mujeres hacian sus plegarias, unas en unos templos, y otras en otros; pero las más y las de mayor lustre ante el ara de Júpiter Capitolino. Entre estas habia una hermana del gran Poblícola, que tan señalados servicios hizo á Roma en guerra y en paz, llamada Valeria. Poblícola habia muerto ántes, como lo referimos al escribir sus hechos, y Valeria tuvo en la ciudad grande honra y reputacion, porque en su conducta no desdecia de su linaje. Sintiendo, pues, repentinamente un afecto de los que he dicho, acertando no sin inspiracion divina en lo que era conveniente, levantóse de pronto, y haciendo levantar á todas las demas, se encaminó á casa de Volumnia, madre de Marcio. Entra, hállala sentada con la nuera, y teniendo á los hijos de Marcio en su regazo; hácese cercar de las demas matronas, y «nosotras, dice, oh Volumnía, y tú, oh Virgilia, venimos unas mujeres en busca de