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FOCION.

penso la funcion por no querer salir, Melantio, jefe del coro, echándolo al medio de un empujon, exclamó: «¿No ves á la mujer de Focion que sale siempre con una criada sola? ¿quieres con tus aparatos de lujo echar á perder á nuestras mujeres?» Difundida esta expresion por el teatro, fué recibida con grandes aclamaciones y aplausos. La misma mujer, mostrándole una huéspeda de Jonía sus adornos de oro, engastados en piedras, como eran arracadas y collares: «Pues mi ajuar y todo mi adorno, le contestó, es Focion, que hace veinte años es general de los Atenienses.» Queria el hijo de Focion contender en las Panateneas (1), y el padre lo puso de á pié, no para que aspirase á la victoria, sino para que cuidando y ejercitando el cuerpo se hiciera más útil: porque el tal jóven era por otra parte amigo de francachelas y desarreglado. Venció; y deseando muchos festejarle con banquetes por la victoria, con los demas se excusó Focion, permitiendo á uno solo que le biciera este obsequio; mas como al tiempo de entrar al convite viese en todo un lujoso aparato, y que para lavarse los piés se presentaban á los convidados lebrillos con vino, en que se habian desleido aromas, llamando al hijo, le increpó diciéndole: «¿No contendrás, oh Foco, á tu amigo, para que no eche á perder tu victoria?» Queriendo corregir enteramente en el hijo aquella estragada conducta, lo envió á Lacedemonia, y lo puso con los jóvenes que recibian la educacion propia de Esparta: cosa que mortificó á los Atenienses, por parecerles que Focion desdeñaba y despreciaba la crianza de Atenas. Decíale, pues, un dia Demades: «¿Por qué no persuadimos, oh Focion, á los Atenienses que adopten el gobierno de Esparta? pues si tú me lo dices, yo estoy pronto á escribir y sostener el decreto:» á lo que le respondió: «¡Sin duda te estaria muy bien, oliendo (1) Fiestas de los Atenienses en nor de Minerva.

TOMO IV.

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