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Plutarco.—Las vidas paralelas.

lados; pero al ver el rostro de Focion tan sereno como cuando yendo de general le acompañaban desde la junta pública, todos generalmente admiraban su imperturbabilidad y su grandeza de alma, aunque sus enemigos al paso le llenaban de improperios, y alguno hubo que se acercó á escupirle; de manera que él se volvió á los Arcontes y les dijo: ¿No habrá quien contenga á este desvergonzado?» Como Tudipo, estando ya en la carcel y viendo molida la cicuta se irritase y lamentase su desgracia, pues no habia motivo para que fuera comprendido en la de Focion: «¿Conque no tienes en mucho, le dijo éste, ei que con Focion mueres?» Preguntándole uno de sus amigos si decia algo para Foco su hijo: «Si, le respondió, le digo que no mire mal á los Atenienses.» Pidiéndole Nicocles, que era el más fiel de sus amigos, que le permitiera beber ántes la pócíma: «Cruel y terrible es para mí tu peticion, le contestó; pero pues que en vida no te negué ningun favor, tambien te concedo este,» Con haber bebido todos los demas se acabó el veneno, y el ejecutor público dijo que no moleria más si no se le daban doce dracmas, que era lo que costaba una pocion. I'asábase el tiempo, y la detencion era larga; llamó, pues, Focion á uno de sus amigos, y diciendo: «¡Bueno es que ni áun el morir lo dan de balde en Atenas!» le encargó que pagara aquella miseria.

Era el dia 19 del mes Muniquion, y haciendo los caballeros una especie de procesion en honor de Júpiter, unos arrojaron las coronas, y otros, volviéndose á mirar las puertas de la cárcel, prorumpieron en llanto; y á todos los que no tenian el alma pervertida por el encono ó por la envidia les pareció cosa execrable el no haber esperado por aquel dia, y no haber conservado á la ciudad pura de una ejecucion pública mientras celebraba aquella festividad. Mas los enemigos de Focion creyeron que sería incompleto su triunfo si no hacian que hasta el cadáver de Focion fuera desterrado, y que no hubiera Ateniense que