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CATON EL MENOR.

uno no ceda å otro lo que tiene por el mayor de los bienes?» Mas en este mismo tiempo hizo decretar al Senado que los que pedian las magistraturas hubieran de hacer por sí mismos los obsequios al pueblo, y no por medio de otros, ni interponer quien hiciese ruegos; con lo que aun irritó más á la muchedumbre, pues que quitándoles, no sólo el recibir precio, sino áun el hacer favor, dejaba al mismo tiempo á la plebe pobre y desatendida; y como no siendo por su carácter propio para agasajos y obsequios quisiese más conservar la dignidad y decoro de su conducta que ganar el cargo, no haciendo por sí ni dejando que hiciesen sus amigos las demostraciones recibidas, con las que se capta y gana la benevolencia del pueblo, fué desairado en su pretension.

Solia un suceso de esta especie causar, además del rubor que es consiguiente, gran abatimiento y duelo por muchos dias, no sólo á los mismos desatendidos, sino & sus amigos y deudos; pero Caton lo llevó con tal entereza, que ungido se puso á jugar á la pelota en el campo Marcio, y despues de comer bajó otra vez á la plaza descalzo y sin ropilla, como lo tenía de costumbre, y se paseó con los que siempre eran sus compañeros. Culpábale Ciceron de que cuando la república necesitaba de un hombre como él, no hizo la debida diligencia, ni usó con el pueblo de la correspondiente afabilidad; y de que para en adelante cedió ya, y se dió por vencido, cuando respecto de la pretura, desairado una vez, volvió sin embargo á pedirla despues.

Mas á esto decia Caton que en la pretura habia sufrido repulsa no por la voluntad de la muchedumbre, sino por que esta había sido violentada ó corrompida; pero en la votacion para el Consulado, no habiendo intervenido fraude ninguno, habia conocido que el pueblo era el que le habia repudiado á causa de su tenor de vida; y que ni el mandarlo segun el capricho ajeno, ni el volver otra vez á po-