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Plutarco.—Las vidas paralelas.

nerse en el mismo caso, habiendo de usar del mismo porte, era propio de un hombre de juicio.

César, habiendo acometido á naciones belicosas y esforzadas, y vencidolas, cuando era de temer otra cosa, pareció que hecha paz con los Germanos habia caido, sin embargo, sobre ellos, y habia acabado con trescientos mil; y como los demas del Senado fuesen de opinion que debian hacerse sacrificios por la buena nueva, Caton propuso que César fuese entregado á los que habian recibido aquella injusticia, para no atraer sobre sus cabezas la venganza divina, ni exponer á ella á la república; «y si hemos de sacrificar á los Dioses, dijo, sea para que no hagan caer sobre los soldados la pena debida á la locura y furor de su general, sino que tengan compasion de la ciudad.» De resultas de esto, César escribió al Senado una carta, que contenia muchos improperios y acriminaciones contra Caton; y luego que se leyó, levantándose éste, no con enfado ni con acaloramiento, sino usando del raciocinio, como si aquel fuera un discurso preparado, demostró que las inculpaciones hechas contra él no eran sine injurias y burlas, reducido todo á puras chocarrerías y palabras vanas:

y pasando despues á las ideas y conatos de aquél, desde el principio paso de manifiesto todos sus designios, no como enemigo, sino como si fuera socio y participante de ellos, haciendo ver á los Romanos que á éste era, y no á los hijos de los Germanos, ó los Galos, á quien si tenian juicio habian de temer; con lo que de tal modo los movió é inflamó, que á los amigos de César les pesó de que se hubiera leido en el Senado una carta que había dado á Caton materia y oportunidad para tan vigoroso discurso y para acusaciones verdaderas. Así, nada se decreló, y sólo se echó la especie de que sería bien dar sucesor á César. Repusieron á esto sus amigos que tambien Pompeyo deberia deponer del mismo modo las armas y dejar las provincias, ó de lo contrario tampoco habria de ejecutarlo César; y