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AGIS Y CLEOMENES.

sido muy bien educados, se propusieron el mejor objeto al entrar en el gobierno; y sin embargo los perdió, no tanto un deseo desmedido de gloria, como el miedo de caer de ella, nacido de una noble causa. Porque habiendo merecido grande amor á sus conciudadanos, tuvieron vergüenza de no continuar, como si hubieran contraido una deuda; y mientras se esfuerzan á sobrepujar siempre con disposiciones útiles los honores que se les dispensan, y son más honrados cuanto más gobiernan á gusto de la muchedumbre, inflamándose á sí mismos con igual pasion respecto del pueblo, y al pueblo respecto de sí, no echaron de ver que habian llegado á punto de no tener ya lugar lo que suele decirse:

Si no es bueno, en dejarlo no hay vergüenza; lo que tú mismo comprenderás por la narracion. Comparamosles una pareja espartana de demagogos, que son los das reyes Agis y Cleomenes: pues tambien éstos, dando más poder al pueblo como aquéllos, y restableciendo un gobierno equitativo y bueno, pero desusado largo tiempo, de la misma manera ofendieron á los poderosos, que no querian perder punto de su codicia. No eran hermanos los dos Lacedemonios; pero siguieron un modo de gobernar muy pariente y áun hermano, comenzando de este principio.

Desde que se introdujo en la república la estimacion del oro y de la plata, y á la posesion de la riqueza se siguieron la codicia y la avaricia, y al uso y disfrute de ella el lujo y la delicadeza, Esparta decayó de su lustre y su poder, y yació en una oscuridad nada correspondiente á sus principios, hasta los tiempos en que reinaron Agis y Leonidas. Era Agis Enrulionida hijo de Eudamidas, y sexto desde Agesilao, el que invadió el Asia y alcanzó el mayor poder entre los Griegos; porque de Agesilao fué hijo Ar-