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AGIS Y CLEOMENES.

gloria que al provecho.» Y dicho esto los envió á Mesena, y un heraldo de su parte para anunciar que restituia su ciudad á los Megalopolitanos, sin más condicion que la de que fueran sus aliados y amigos, separándose de los Aqueos. Mas sin embargo de haber hecho Cleomenes una proposicion tan benigna y humana, no dejó Filopemen á los Megalopolitanos separarse de la liga de los Aqueos, tomando para ello el medio de acusar á Cleomenes de que no trataba de restituir la ciudad, sino de apoderarse de los ciudadanos; é hizo echar á Tearidas y Lisandridas de Mesena. Este es aquel Filopemen que más adelante fué el primero de los Aqueos, y adquirió grande gloria y fama entre los Griegos, como en su propia Vida lo hemos escritó.

Cuando recibió esta noticia Cleomenes, que habia conservado intacta é indemne la ciudad hasta el punto de estar todos seguros de que no se habia tomado la cosa más mínima, entonces alterado é incomodado del todo, hizo meter á saco todos los bienes; las estatuas y pinturas las envió á Esparta; y arruinando y asolando la mayor y más señalada parte de la ciudad, movió para la Laconia por temor de Antígono y de los Aqueos. Mas éstos nada hicieron, porque se ballaban en Egio reunidos en Consejo. Despues, cuando subiendo Arato á la tribuna, estuvo largo tiempo haciendo exclamaciones, y poniéndose el manto delante del rostro, sorprendidos todos, le rogaron que hablase, y diciéndoles que Megalópolis habia sido arruinada por Cleomenes, al punto se disolvió la junta, lamentando los Aqueos su súbila y desmedida desventura. Pensó Antigono en ir en su auxilio; pero acudiendo con lentitud las tropas de los cuarteles de invierno, dió órden para que permaneciesen en el país que ocupaban; y él pasó á Argos llevando consigo escasas fuerzas; por lo que otra segunda sorpresa de Cleomenes pudo parecer una temeridad y locura; pero fué obra de una singular prudencia, como escribe Polibio. «Porque sabiendo, dice, que los Macedonios taban esparcidos por las I