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TIBERIO Y CAYO, GRACOS.

fistas le sealoraban; pero al cabo esta ligera desazon no tavo consecuencia ninguna triste ó desagradable. En lo que para mí no cabe duda, es en que Tiberio no se habria visto en las adversidades que le sobrevinieron, si á sus operaciones de gobierno hubiera estado presente Escipion Africano; pero ahora cuando éste se hallaba ya en España ocupado en la guerra de Numancia, fué cuando se dedicó á promover el establecimiento de nuevas leyes con la ocasion siguients.

Los Romanos de todas las tierras que por la guerra ocuparon á los enemigos comarcanos, vendieron una parte; y declarando pública la otra, la arrendaron á los ciudadanos pobres y menesterosos por una moderada pension, que debian pagar al Erario. Empezaron los ricos á subir las pensiones; y como fuesen dejando sin tierras á los pobres, se promulgó una ley, que no permitia cultivar más de quinientas yugadas de tierra. Y por algun tiempo contuvo esta ley la codicia, y sirvió de amparo á los pobres para permanecer en sus arrendamientos, y mantenerse en la auerte que cada uno tuvo desde el principio; pero más adelante los vecinos ricos empezaron á hacer que bajo nombres supuestos se les traspasaran los arriendos, y aun despues lo ejecutaron abiertamente por sí mismos; con lo que desposeidos los pobres, ni se prestaban de buena voluntad á servir en los ejércitos, ni cuidaban de la crianza de los hijos, y se estaba en riesgo de que la Italia toda se quedara desierta de poblacion libre, y se llenara de calabozas de esclavos como los de los bárbaros: porque con ellos labraban las tierras los ricos, excluidos los ciudadaDos. Intentó poner en esto algun remedio Cayo Lelio el amigo de Escipion; pero encontró grande oposicion en los poderosos; y porque temiendo una sedicion, desistió de su empresa, mereció el sobrenombre de sabio é prudente:

porque uno y otro significa la voz sapiens. Mas nombrado Tiberio tribuno de la plebe, al punto tomó por su cuenta